Tarde ya en diciembre
Un viaje encontró el destino,
en el lugar donde nos conocimos,
para nunca poder olvidar,
aquel día que nos pudimos amar.
La luna sin estrellas,
y tu, un sol entre ellas,
el viento alsando el vuelo,
esparce en el aire el perfume de tu pelo.
Y te veo ...
como aquella vez,
y te beso ...
como nunca yo besé.
Y la noche se confunde con tus ojos,
en los que me he perdido sin pensar,
y mi boca atrapada por tus labios rojos,
que no quiero dejar de besar.
Y ya en la noche de calor de verano,
de un diciembre que nos había asombrado,
con dos jóvenes enamorados,
que por siempre juraron estar lado a lado.
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